Cultura y tradición en Desojo

HISTORIA
Se han encontrado restos prehistóricos de asentamientos humanos del paleolítico y del neolítico, así como vestigios de la edad de los metales y romanos.

La primera fecha escrita que cita la villa de Desojo data del 17 de septiembre del año 983. Otros datos reseñables son… Del antiguo castillo no queda más que el nevero, cimientos de los machones de las murallas y el topónimo “Castejón”.

El monumento más representativo de la localidad es la Iglesia de Santa María, construida en el siglo XVI. La esbelta torre es del siglo XVIII
Otro monumento muy simbólico de Desojo es la picota o royo de ajusticiamiento de 1665, donde se exponían para vergüenza pública a los que habían cometido alguna falta o delito. El Calvario tiene un olivo traído de Jerusalén, tras alguna cruzada, que regalaron los templarios a Desojo por algún servicio o ayuda prestada por el pueblo.
También cuenta con varias casas blasonadas, con los escudos de armas de las familias aquí asentadas.
De las siete ermitas que hubo en Desojo, sólo se conserva la de la Virgen de Villanueva, antigua parroquia de la villa de dicho lugar. Según tradición oral, dicha villa, sus propiedades y terrenos pasaron a ser de Desojo tras recibir y dar asilo a la única anciana superviviente de una de las pestes que asolaron Navarra en la baja Edad Media.
Los Auroros, una tradición recuperada en Desojo.
Los auroros eran personas que se dedicaban a cantar al amanecer en ocasiones especiales, como fiestas de los pueblos a los que pertenecían, defunciones de vecinos, festividades religiosas importantes…
En aquellos años, dos de los auroros de Desojo fueron el Sr. Moisés Azcona y el Sr. Benjamín Labeaga.
Con los años se fue perdiendo esta tradición en nuestro pueblo, hasta desaparecer por motivos edad y salud de los auroros que quedaban.
Hace pocos años, sin embargo, un grupo de personas del pueblo formaron un coro para cantar en la iglesia los días de fiesta más importantes que se celebran en Desojo, y en el año 1999 decidieron retomar lo que años atrás habían dejado los antiguos auroros, aunque no se canta tantos días como se hacía antaño.
El grupo de personas que forma el coro decidió apuntarse a la concentración de grupos de auroros de España, que se celebra en Navarra desde hace varios años, y desde entonces, año tras año, se reúnen en el pueblo designado el año anterior para cantar las auroras todos juntos por las calles y pasar un día en armonía y deleitando a los vecinos de la localidad anfitriona.